Lema para el curso 2020/21
La madre de Jesús estaba allí (…) Haced lo que Él os diga” (Jn 2,1.5)
CUIDA LA VIDA, PONLE CORAZÓN
Estos son el lema y la imagen que nos van a acompañar durante el curso 2020/2021. Explicamos a continuación su significado.
El color verde de la naturaleza evoca la Creación.
La palabra VIDA aparece en mayúsculas y subrayada queriendo poner el acento en una ecología integral, no centrada únicamente en el cuidado de la naturaleza, sino que “incorpora claramente las dimensiones humanas y sociales” (LS 137).
El diente de león nos evoca los sueños… ¿Quién no ha soplado un diente de león? ¿Quién no ha pedido un deseo antes de soplar? Su apariencia frágil y algodonosa permite que sus semillas puedan ser diseminadas con el mínimo aleteo del aire. Su fragilidad nos evoca también la experiencia vivida por la humanidad ante la pandemia del coronavirus.
Al soplar sus semillas fluyen a través del aire en un bello espectáculo, mientras recordamos nuestros sueños y deseos. Soñamos con un mundo más justo, más humano, más sostenible y queremos aportar nuestro compromiso. El sencillo gesto de soplar hace posible que se diseminen sus semillas y estas lleguen lejos: los científicos hablan que pueden recorrer hasta un kilómetro. Es el poder de los “pequeños gestos cotidianos” (LS 231) a los que hemos de estar dispuestos como María en las bodas de Caná.
Las manos juveniles ponen la atención en la centralidad del joven y su protagonismo en el cuidado de la casa común, recordando a todos la necesidad de actuar como María hizo con los sirvientes ante la falta de vino. Tomar conciencia de que todo cuanto hacemos está al servicio de la vida, como nos recuerda el Papa Francisco. Y cuando ponemos corazón a las cosas, y este late desde el carisma salesiano, estamos hablando de vida sencilla, de alegría, espontaneidad, de miradas cargadas de esperanza, de posibilidades que se abren para caminar juntos, de sortear dificultades, de espacios compartidos, presencia y momentos de diálogo que facilitan la cultura del encuentro.
Estas manos sostienen con delicadeza el mundo en una actitud de cuidado ante un mundo que necesita manos que protejan y que actúen.
El tono rojo en torno al corazón y en el subrayado de la palabra vida evoca el amor y pasión que queremos poner en esta tarea.
El mundo de plastilina quiere conectar con nuestros destinatarios más pequeños, al tiempo que remite a la acción divina narrada en el Génesis. Él “modelo al hombre con arcilla del suelo” (Gn 2, 7a) y nos invita a participar responsablemente en su misma acción creadora, uniéndonos para hacernos cargo de esta casa que se nos confío (LS 244). Poniendo nuestro corazón en las distintas realidades de lo que lo amenazan: hambre, desigualdad, injusticia…